jueves, 30 de junio de 2011

Conciencia, libertad y esperanza

“ El ser humano no es una cosa más entre otras cosas; las cosas se determinan unas a las otras; pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante. Lo que llegue a ser-dentro de los límites de sus facultades y de su entorno- lo tiene que hacer por sí mismo. En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de pruebas, observábamos y éramos testigos de que algunos de nuestros camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste.
   Nuestra generación es realista, pues hemos llegado a saber lo que realmente es el hombre. Después de todo, el hombre es ese ser que ha inventado las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es el ser que ha entrado en esas cámaras con la cabeza erguida y el Padrenuestro o el Shema Yisrael en sus labios.”
                                                                            
El hombre en busca de sentido
(Víktor Frankl)
                                                                              
Conciencia tenemos todos. La diferencia la hace la moral puesta en movimiento, por la libertad que cada uno de nosotros poseemos para convertirnos en seres plenamente humanos o bestias sin nombres, moviéndose en la oscuridad del sin sentido y la desesperanza.
Gas o entrega; soberbia de dioses ciegos y mediocres o humanos libres, esperanzados e iluminados por su fe.
No escandalizarnos al ver el mal presente en todas partes. Ni perder la esperanza y el interés en trabajar por el bien. Lo bueno y lo malo va a estar mezclado en las personas y las instituciones.
No nos corresponde decidir tajantemente que éste o aquel no sirve para nada. Debemos ocuparnos de optar libremente qué decisión tomar de acuerdo a nuestros propios valores, sin dejar de buscar por eso la verdadera justicia y no la venganza que a veces disfrazamos detrás de supuestos principios éticos. Pensar por sí mismos y andar “despiertos” por la vida nos dará sentido de vivirla y eso nos colmará de paz, alegría, amor, felicidad y coherencia.

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